lunes, 30 de mayo de 2011

Pasar de pantalla

El amigo Teodoro Boot me manda esta excelente nota que quiero compartir y que creo ayuda a pensar una nueva etapa que estamos transitando. Pasada la resistencia, el kirchnerismo debe ahora saber administrar la victoria. Dice:


"¿La propia idea de batalla cultural no nos obliga a banalizar a los oponentes, leerlos en sus aristas más burdas, a los efectos de ratificar la trinchera en la que nos situamos? Y al interpretar en esa superficie de necedad a los otros, ¿no nos condenamos al encierro en la propia reducción? ¿Al clasificar despojando de problemas esa clasificación, no forjamos los grilletes para nuestra propia palabra, que resultará impedida de actuar de un modo desclasificador? Pienso que la noción de hegemonía alude a otro movimiento, que es más bien el de la auscultación de una verdad posible o de un valor a afirmar o de un elemento que conviene –en el sentido más amplio, incluso astuto, de la idea de conveniencia– retomar. En este sentido, exige más disposición a una hermenéutica de la conversación que a la contundencia de la repetición de un slogan. El kirchnerismo ha tenido una profunda capacidad de producir esas intervenciones hegemónicas. Es claro en el caso de los derechos humanos o en el de la ley de medios: se recupera un valor defendido por minorías activas y se lo convierte en política estatal. Y al hacerlo se articula una adhesión a esa política que va más allá de los partidarios del Gobierno. Salvo aquellos que fueron renuentes a esa valoración por ruinosas mezquindades (que los pueden llevar a elegir por Clarín en nombre de libertades democráticas que ese medio desmiente en su vida interna) o que eligieron reconocer los hechos desmintiendo las intenciones (provistos de la tesis de la impostura), el resto de los grupos y personas que intervienen en la esfera pública acordaron con el sostenimiento de esos valores."


Completa, acá.

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